Por Ana Luz
Chieffo
A mis noventa y cuatro quedé sola. Mi familia
de sangre ya no está. Hoy venir al Centro de Día me hace felíz. Mis compañeros
son mi familia, me sacan del estado de soledad. Son una nueva familia
construida.
Yolanda
Vega
Gracias amigo corazón, hoy
sos mi mejor amigo. Gracias amiga Graciela por querer seguir viviendo.
Graciela Vázquez
Estos
son algunos de los textos de los epígrafes que acompañan los autoretratos
realizados por lxs participantes del ctro de día n° 29 en el taller “Arte, Cuerpo
y Expresión” a cargo de la prof. Inés Porcel. Actividad que forma parte de las
acciones conjuntas entre Pequeñas Colecciones, el Programa Inclusión Cultural y el Programa Centros de Día.
El
jueves pasado mientras el grupo se encontraba con sus obras exhibidas en el Centro Cultural Sur, se sucedían expresiones de asombro, leían, reían, fotografiaban; se sorprendían, emocionaban; se les veía alegres y agradecidos.
Como parte de la dinámica de la visita, cada unx con sus palabras, presentó su
obra, apropiándose de ese hacer y resignificando el texto del epígrafe.
Mientras
los veía y escuchaba, percibía distintos tonos emocionales que me generaban algunas preguntas y reflexiones:
¿Cómo
les impacta ver sus propias creaciones exhibidas?
¿Qué
le sucede a una persona mayor sin experiencia plástica, cuando se reencuentra
con una creación propia en situación de exhibición?
¿Qué
sentidos personales se entraman en un autorretrato?, ¿qué le revela su obra a
cada autor?
¿Qué
aportaron los talleres de la Colección Portátil Segunda Piel realizados antes
del inicio del taller de plástica?
Luego,
al observar las creaciones, leer los epígrafes y distinguir las reacciones de lxs participantes, pude reconocer que el taller “Arte, Cuerpo y Expresión” funcionó
como un potente espacio de expresión personal en tanto las obras revelan:
-Procesos resilientes (Graciela Vázquez/”Graciela”, Miguel
Angel Orras/”Festeja con alegría sus defectos”, Mabel Castro “Recuerdos”,
Yolanda Vega/”Pensando en mi felicidad”, Victoria Salas/”La vida es una fiesta”).
-Sublimación de deseos (Pilar Provecho Pozo/”Fernanda”)
-Autoafirmación (María Isabel Albanese/ ”La
sonrisa es lo más grande que hay”, Agustina López/”Serenidad”, Nelda Veiga/”Coser
y Escuchar”, Blanca Centeno “Mi mundo en el mar”, Amanda Valente/“Somos
nuestros vínculos”).
-Recuerdos (María Elena Blatte/ ”Niña en pubertad”,
Raquel Germino/”Recuerdos”).
-Cambios psicofísicos (Magui Céspedes/ ”Por siempre joven”).
Siguiendo a Marián López Fdz. Cao, la
creación, en la medida que operó como lugar de la experiencia y entramado de
vivencias, fue un proceso reestructurador de la subjetividad, ya que permitió a cada
persona mayor, exteriorizar su interioridad y al hacerlo, ligarse al mundo. En
esas creaciones realizadas con simpleza, se revelan recuerdos que alojan
identidades, pulsiones de seres que desean estar en el mundo, dolores y
pérdidas.
Tal vez en este camino, los talleres de la Colección
Portátil Segunda Piel contribuyeron a promover procesos de simbolización, en la medida
que sensibilizaron sobre el propio cuerpo, generando consciencia sobre aquellas huellas, visibles e
invisibles, inscriptas en la carne y que hacen a la vida. Las obras de los
artistas, cuidadosamente exploradas y comentadas, tal vez mostraron la
capacidad del arte como medio de expresión personal y a la situación de
exhibición, como instancia de ceremonia, valorización, intercambio y
reconocimiento.
Grupo del Centro de Día N° 29 |
Al revisar las fotografías del encuentro y de las creaciones, me resuenan las palabras del artista ruso Vasili Kandinsky, “Las obras contienen un lenguaje personal y simbólico que nace de nuestra necesidad interior y por ello, tienen algo para decirnos. Es madre de nuestros sentimientos”, recordándome, que el arte, en las distintas etapas de la vida y aún más en la vejez, es una maravillosa herramienta para conocerse a sí mismo, relacionarse con el mundo y decir aquello que no podemos decir con palabras.
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