Por Ana Luz Chieffo
Sobre la lectura del artículo de Ernesto Ballesteros:
https://www.pagina12.com.ar/261189-parque-tandil-de-valerio-ledesma
Valerio Ledesma, Parque Tandil, pintura
Obra favorita de Ernesto Ballesteros
Hace unas semanas leí el artículo que el artista Ernesto Ballesteros escribió para la sección “los artistas eligen su obra favorita” en el suplemento Radar de Página 12. El relato que allí narra sobre su experiencia infantil, me resonó muy especialmente, recordándome motivaciones y anhelos personales en relación a mi práctica como educadora de arte. Ya en una segunda lectura, fui analizando los hechos que el artista narra encontrando en ellos, una profunda significatividad que hoy comparto a través de estas líneas. Desde la posición del niño interpreto:
El ASOMBRO: la casa taller lo impacta sensiblemente, un ambiente diferente a lo conocido, atiborrado de cosas. Ernesto Ballesteros habla de “revelación de que un lugar así podía existir”, un lugar diferente, con otros objetos, otros oficios, otras pautas de organización. El asombro aparece aquí como la llave que motiva procesos de descubrimiento.
LENGUAJE DEL ARTE: de regreso a su casa se dibuja como artista, expresándose en el lenguaje de la imagen que le permite canalizar su emoción, su deseo. Sobre ese dibujo infantil que aún conserva, Ernesto Ballesteros dice “está lleno de alegría y deseo”. Este hecho me habla de la importancia de acercar los lenguajes del arte, ofrecerlos, ponerlos a disposición para hacer visible lo invisible (Paul Klee).
TOCAR (LA OBRA): para conocerla mejor, para apropiarse de esa imagen amada y dejar allí su huella, su “intervención” diríamos desde las prácticas contemporáneas. Un deseo genuino y reconocido, ante el cual quienes trabajamos en los museos, buscamos canalizar a través de distintos recursos.
MIRADA DE DESCUBRIMIENTO: mientras que los padres no advierten “la intervención” del pequeño Ernesto, porque para ellos seguramente ese cuadro era una imagen familiar que habían dejado de observar; para el niño en cambio, esa imagen era fuente de curiosidad y descubrimiento. La importancia entonces de habilitar una observación detenida que permita descubrir detalles y las complejidades de la composición.
REFERENTES: Ernesto Ballesteros habla de tener cerca imágenes que lo inspiran, dice “energía de la buena cada vez que llego a trabajar y lo miro”. La necesidad de contar con un referente afectivo que lo vincula con las fuerzas vitales y creativas, es central y atraviesa todos los caminos vocacionales.
UN ENCUENTRO EMOTIVO que marcó su vida habilitando en él, la pulsión a traducir en imágenes su sentir. Encuentros afectivos, de intensidad sensorial que como educadores, podemos propiciar para encender vocaciones.
Desde la mirada de Ernesto Ballesteros, interpreto el viaje a la Argentina del tío Valerio, como un viaje de transformación hacia sí mismo. Aún en edad madura cumplió su deseo, traducir a imágenes su percepción del mundo; hecho en el que subyace que la realización personal puede alcanzarse a cualquier edad. Y, por último, la caracterización "naif" que Ernesto Ballesteros realiza sobre la pintura de Valerio; me habla de una manera de pintar espontánea no académica, bella y potente en su autenticidad.
Hasta acá mi interpretación del texto, un relato que una vez más afirma que al Arte y la Educación, las atraviesan los vínculos, los afectos, la alegría y el deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario