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miércoles, 15 de abril de 2020

Colección digital Segunda Piel 2020. Entrega 13 Viviana Debicki. Una invitación a dialogar con el arte

Por Ana Luz Chieffo


¿Qué recuerdos e historias personales te trae este objeto?

Si pudieras tocar los elementos de su interior (tijera, hilos, cinta métrica...), ¿qué sensaciones te producirían?

¿Por qué algunos de estos elementos están "envueltos en tela"?

¿Qué te sugiere el título “Se cose y se descose”?


Viviana Debicki, Se cose y se descose. Objeto
Exhibido en la Colección Portátil Segunda Piel


Viviana Debicki, Se cose y se descose. Objeto
Exhibido en la Colección Portátil Segunda Piel

Viviana Debicki, Se cose y se descose. Objeto
Exhibido en la Colección Portátil Segunda Piel

Taller de la Colección Portátil Segunda Piel realizado en el Centro de Día N°29



Un costurero es un enredo sedoso de hilos, tiene hilachas de telas, hebras de lanas, pelusas…pero un costurero tiene también, alfileres en punta, agujas incisivas, tijeras cortantes." 
Viviana Debicki 


La obra de la artista Viviana Debicki se enmarca en la poética feminista y en el cruce de técnicas y soportes pertenecientes a la fotografía y las tradiciones de las artes textiles. Su obra conlleva un paciente y persistente trabajo de búsqueda de antiguos materiales de mercería, objetos con huellas de uso y fotografías.

En esta ocasión, Se cose y se descose consiste en una vieja caja de galletitas convertida en costurero, dentro del cual encontramos una pequeña y antigua fotografía en la que posa un grupo de mujeres de distintas edades y elementos de costura intervenidos por la artista. La tijera, la cinta métrica y los restantes elementos, aparecen cubiertos, envueltos con telas cosidas, como si fueran cuerpos “vestidos” por las manos que usan ese costurero. Lo textil aparece aquí como protección, envase, contención.

Dice la artista: “Los elementos de costura, con sus caricias y asperezas, se asocian para dejar marca de su paso en las prendas que viven cerca de nuestra piel. Las mujeres que cuidan, que remiendan, que reparan con el trabajo de sus manos, ejercen un encantamiento similar sobre los cuerpos y la afectividad de quienes usan cotidianamente sus textiles: cierran heridas, embellecen la vida con puntos de bordado, hilvanan ilusiones”.

Viviana Debicki habla amorosamente de un oficio femenino transmitido de generación en generación, realizado por mujeres que mientras cosen y bordan, envuelven, protegen y embellecen sobrellevando al mismo tiempo, las asperezas del oficio como señala la artista.



Viviana Debicki

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