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viernes, 4 de mayo de 2018

El espesor de los objetos. Un ejercicio para la colección número 7


Ana Luz Chieffo                          





                Todo hombre es hombre más cosas 
es hombre en cuanto se reconoce en un número de cosas,
en cuanto reconoce lo humano investido en cosas,
su propio ser que ha tomado forma de cosas.
Italo Calvino


Antes del inicio de cada muestra/colección, realizamos un ejercicio de reflexión sobre el tema elegido en este caso, los objetos. Tema según Calvino que nos constituye como personas y tópico recurrente del arte.

Mundo apasionante pues detrás de cada objeto se vislumbran entramados de relaciones relativas a sus funciones, usos, materialidades, procesos y contextos de producción, aspectos simbólicos y vinculaciones histórico afectivas. Para el sociólogo Abraham Moles,  el objeto es un producto cultural portador de comunicación social y subjetiva. El autor señala que desde la sociología de los objetos, se los puede clasificar en estéticos o inútiles (artísticos, decorativos) y utilitarios cuando responden a una necesidad práctica o técnica. Plantea además, que en cuanto al vínculo que cada persona mantiene con ellos, existen distintas posibilidades: el objeto deseado (desde un cuadro hasta el último modelo de anteojos), el objeto neutro al cual nos hemos acostumbrado y ya casi no reparamos en él (la vajilla doméstica), el objeto querido y cuidado al que mantenemos en buen estado (un mueble heredado, un libro) y el objeto relegado, que ya ha sido reemplazado y cuyo destino puede ser el desván (monitores de computadora).

El arte se ha ocupado del mundo de los objetos desde estas y otras perspectivas, planteándose como diría George Perec: "cómo hablar de estas cosas comunes, cómo asediarlas, cómo hacerlas salir, arrancarlas del caparazón al que están pegadas, cómo darles sentido, una lengua: que finalmente hablen de lo que existe, de lo que somos".

Desde los comienzos del capitalismo, la pintura al óleo iniciada en la sociedad mercantil (siglo XV y XVI en Europa), como tradición de representación ilusionista, se ocupa de los objetos a partir de la pericia técnica para presentar la tangibilidad, la textura, el lustre y la solidez de lo descrito (John Berger). 

Hans Holbein, Los embajadores, 1533
En Los embajadores de Hans Holbein (1533),  el escritor John Berger señala que los objetos representados apelan al tacto (la piel, la seda, el terciopelo, el metal, la madera) refiriéndose a la riqueza de su realización material y de quienes los poseen. Además, estos objetos y los trajes, suministran información sobre la posición de estos hombres, altos funcionarios de gobierno pertenecientes a la clase dominante.




















Duchamp, Rueda de Bicicleta 1913



El arte moderno (siglo XX) en su intención de acercar el arte a la realidad, emplea objetos a partir de las propuestas de ready made de Marcel Duchamp (Francia, 1887- 1968), pionero del arte objetual y conceptual.  En sus ready mades, incorpora objetos de producción industrial masiva descontextualizados y transformados en receptáculos de significaciones, asociaciones y reflexiones sobre los conceptos de verdad/vida, arte/belleza. En estas obras, los objetos son instrumentos que demuestran (en lugar de ilustrar) los conflictos culturales entre las esferas sociales y las instituciones artísticas. Duchamp al priorizar una relación selectiva, lúdica, libre y reflexiva, socaba las categorías tradicionales del arte burgués (valores de originalidad, creatividad, obra única, irrepetible, virtuosismo técnico, belleza, institución artística).   








A diferencia del ready-made (objeto cualquiera entre un gran número de objetos producidos en masa, sin personalidad ni unicidad), los artistas de la época incorporan el objet trouvé (objeto encontrado) elegido por sus cualidades estéticas, belleza y carácter único. El objeto así encontrado provoca historias posibles, aunque no necesariamente reales. El azar, la asociación accidental, el descubrimiento, son dispositivos de esta poética.





Joseph Cornell (EEUU 1903, 1972) / 
cajas como teatros fantásticos y misteriosos      
Joseph Cornell, Hotel Edén, 1945.

Su obra surge de sus colecciones de objetos encontrados en las calles de Nueva York o comprados en tiendas de segunda mano, con los que crea poemas visuales en pequeñas cajas de cristal.
A diferencia de los surrealistas que buscaban en las asociaciones de objetos resultados chocantes, inesperados e incluso violentos, Cornell buscaba fantasía, recuerdos y poesía a través de sus referencias a la música, el teatro, el cine mudo y la literatura. En sus cajas ensamblajes, encontramos seres exóticos, rarezas y elementos que se repiten configurando un lenguaje propio.












Pablo Picasso, Naturaleza muerta con silla de rejilla, 1912

Pablo Picasso (España 1881-1973) / la autonomía del arte


En simultáneo a las obras de Marcel Duchamp, realiza sus primeros collages en los que inserta materiales reales al cuadro elegidos por sus cualidades visuales y sensibles. La intención aquí es crear una obra autónoma no ilustrativa ni representativa.












K. Schwitters, sin título 1926
Kurt Schwitters (Alemania 1887-1948) / la poética de la basura, de lo descartado

Schwitters desde 1914 en sus obras Merz, incorpora fragmentos de materiales y objetos encontrados por azar liberados de toda utilidad (sin modificarlos son pegados o clavados en el cuadro). Mediante este procedimiento, busca crear relaciones entre todas las cosas del mundo.





















El movimiento surrealista busca impactar y atraer la atención del espectador a través de lo maravilloso logrado mediante la composición de elementos dispares y contrastantes, ya sea por el tamaño, el sentido, el uso, etc. En este contexto, se entiende la frase “tan bello como el encuentro casual en una mesa de disecciones de una máquina de coser y un paraguas” (Cantos de Maldodor, Conde de Lautremonc).

En una primera etapa el uso del objeto tuvo un fin satírico, cuestionar la utilidad doméstica y también el estatuto artístico de las obras consagradas. Con el tiempo, el dispositivo se complejizó en resolución formal y en significación, siendo un recurso muy utilizado, presentar objetos cotidianos en un contexto insólito en relación a otros objetos.
Uno de los procedimientos empleados fue el Objeto Intervenido, en el cual el artista conserva parte de la morfología general del objeto, pero lo modifica al dialogar con: la idea, las características formales y/o la percepción habitual que se tiene de ese objeto.



M. Oppenheim, Taza de Té en piel, 1936
Meter Oppenheim (Suiza, 1913-1985) / lo conocido como absurdo, receptáculo de oposiciones y contrastes

En su emblemática Taza de té en piel (1936), la taza de café, plato y cucharita están forrados en piel de gacela. Oppeneim elimina la utilidad del objeto, mostrando un desconcertante contraste entre lo primitivo y las normas sociales. Además beber de una taza peluda, genera alusiones al sexo y a la moral burguesa. 







Otro procedimiento empleado por los artistas de la época (surrealistas, dadaístas) y continuado a partir de 1960 para transformar los objetos, fue el ensamblaje mediante el cual se recuperan objetos diferentes agrupándolos de modo casual o por azar (se prefiere fragmentos de objetos industriales destruidos en los que el origen o finalidad no es evidente) con los que se crea un nuevo objeto (construcción).



Joan Miró (España, 1893-1983) / el ensamblaje como 
cuestionamiento de los conceptos tradicionales del arte.
Joan Miró, El rey guerrero, 1969


Entre 1928 y 1934 Joan Miró se acerca a las técnicas del collage y de la construcción de objetos como práctica anti-pictórica que se opone a los conceptos tradicionales del arte. Para ello, construye esculturas con los más variados y humildes objetos que finaliza con fundición y patinado de bronce.
El rey guerrero, es una escultura que ironiza sobre la idea del poder personificado mediante el ensamblaje de objetos (un bastidor para bordar a mano, una cuchara de palo y un gran tablón plano), empleados para conformar una figura masculina de aparente grandiosidad. 
















                                                                                                                                                                                         





En las décadas de 1950 y de 1960, artistas norteamericanos y de Europa occidental, retoman y revisan los artificios de las vanguardias de principios del siglo XX (collage, ensamblaje, ready made y objetos intervenidos) con diferente intencionalidad. 



Arman, Home sweet home II, 1960
Armand Pierre Fernández/Arman (Francia, 1928-2005)/ la acumulación como crítica a la deshumanización

Este artista empleando la acumulación de un mismo objeto (máquinas de fotos, picaportes, grifos, muñecas, jarras o máscaras antigás como en este caso), cuestiona la relación del hombre en la sociedad industrial. Para ello, valoriza al objeto cotidiano ubicándolo como pieza de exposición.















Andy Warhol (EEUU, 1928-1987), /la celebración de la cultura de masas    
A. Warhol, Brillo Box, 1964

Su obra se enmarca en el contexto del arte pop para el cual, cualquier objeto de consumo seriado y banal podía ser digno de representación como un paisaje o desnudo tradicional (Elena Oliveras).
En sus obras, Warhol aborda ciertos íconos del imaginario popular (rostro de Marylin Monroe, botellas de coca cola, billetes de 1 dólar) y los métodos de reproducción tecnológica y masiva de imágenes (serigrafías y fotografía). 
En el caso de las cajas Brillo, reproduce la imagen de las cajas originales (forma y gráfica) en madera, poniendo en relevancia el rol de las apariencias en la realidad.  Su obra busca reflejar la vida en el arte afirmando la cultura de masas. Desde un enfoque crítico, la obra de Warhol cuestiona a la institución artística y reflexiona sobre el concepto de arte en cuanto al valor de la obra única.



En el arte contemporáneo el protagonismo del objeto es central. Según Elena Oliveras, se explora el objeto ambiguo que implica preguntarse deviniendo en una experiencia desestructurante para el espectador. El objeto sale de un contexto de uso y función para instalarse en el contexto del arte ligado al mundo del pensamiento (el objeto nos dice algo), pudiendo actuar críticamente sobre la idea, la realidad circundante, la experiencia personal, la materia o sobre la percepción que de él se tiene.




Yoko Ono, La pieza de restarurar , 2016

 Yoko Ono (Japón, 1933) / los objetos y los valores de la cultura oriental.

Tras su participación en el movimiento artístico Fluxus (décadas del '60 y '70), realiza obras inspiradas en la tradicional práctica kintsugi (s. XV) que consiste en reparar los objetos con resina y polvo de oro. Para los japoneses, a instancias de su filosofía sobre la complementariedad y el fluir de los opuestos (a diferencia del pensamiento occidental dualista), las roturas o los daños del objeto, son entendidos como expresión de su historia, símbolo de experiencia y transformación y se evidencian en lugar de ocultarse.



Yoko Ono, en el marco de sus obras instrucciones, en La Pieza de restaurar, propone al espectador reparar objetos de porcelana con cinta de enmascarar, la instrucción aquí es “Piensa que estas arreglando el mundo”.




Yoko Ono, Mended Cups- illy Art Collection, 2015
Recientemente diseñó una colección de tazas  Mended Cups - illy Art Collection'' con las fechas y lugares de seis acontecimientos trágicos escritos con su letra (bomba atómica de Hiroshima, día de la muerte de J. Lennon). Una séptima taza aparece intacta para representar la esperanza.


















Liliana Porter, Ellos con nazy, 2011
Liliana Porter (Argentina, 1941) /cultura de masas y la confusión entre realidad y representación

En su obra emplea souvenirs, adornos kitsch y juguetes encontrados en mercados de pulgas. Como fragmentos de una cultura de masas que contienen una carga simbólica, los hace interactuar en escenas donde el espacio y el tiempo, se han suspendido. Con los juguetes, como primeros objetos de la infancia, apela a la teatralidad y al encuentro insólito para evocar un espacio emocional donde mezcla realidad e ilusión.










León Ferrari, Licuadora, 2000











León Ferrari (Argentina, 1920-2013) / objetos como crítica a los valores de la sociedad burguesa

En su serie “Ideas para infiernos”, plantea la representación de la violencia en la cultura occidental a través de la manipulación ideológica de la religión católica. En estas obras, escenifica los tormentos que se anuncian a los pecadores a través de muñecos de santería torturados por electrodomésticos, es decir por la industria capitalista moderna.  El procedimiento empleado por Ferrari, combina dos elementos manufacturados disimiles para explotar un nuevo sentido a partir de su encuentro y del título. 























Jorge Macchi (Argentina, 1963) / lo conocido y el azar para crear enigmas.

Sus obras tienen como origen el hallazgo casual de objetos de la calle. En 1998 realiza Vidas paralelas, integrada por un vidrio roto, encontrado en la calle. A su lado, otro vidrio reproduce las mismas rajaduras, esta vez realizadas por el artista copiando el modelo del vidrio encontrado.
La relación entre suerte y accidente es una constante en la obra de Macchi. La elección del título, introduce una connotación emocional, la búsqueda de la pareja perfecta y al mismo tiempo, el dolor del quiebre…
Cada trabajo de Jorge Macchi quiebra la lógica rutinaria de la vida, estableciendo una relación enigmática entre el objeto y su percepción
         Jorge Macchi, Vidas Paralelas. 1998










M. Giaconi, Pileta 2008
Mauro Giaconi (Argentina, 1977) /la inestabilidad de las formas cotidianas.


En sus objetos creados o intervenidos opera un desplazamiento de funciones: la cama tiene la forma del durmiente, un caño termina en forma de gota, el mango de un martillo es atravesado por un clavo. Giaconi desde el humor, se ocupa de la descomposición morfológica del entorno. Al  plantear la oposición entre orden y caos, habla de la inestabilidad de la realidad cotidiana y de las convenciones de la cultura compartida.









     Doris Salcedo, La casa viuda, 1993-1994 
Doris Salcedo (Colombia, 1958) / objetos personales como representación de la ausencia y la violencia social.

La artista trabaja interviniendo muebles usados, sillas, mesas, armarios, camas y puertas a las que amputa y embebe en cemento. Los muebles exponen sus roturas y grietas, como heridas que refieren al padecimiento de sus poseedores, personas que vivieron éxodos, 
                                                        

hambrunas, torturas y desaparición   forzosa (violencia/guerra civil). En La casa viuda, los armarios vacíos como señales de duelo, recuerdan a los obreros de las fincas bananeras asesinados por paramilitares. El cemento representa la sepultura. La guerra contemporánea colombiana estalló el orden, dinamitó las casas y explotó los cuerpos. La obra de D. Salcedo, remite a un mundo donde todo está roto, descentrado y desmembrado. 





Patricio Larrambebere (Argentina, 1968) / 
P. Larrambebere, Boletos para tivi y boletos para perro.
 Serie homenaje a Kurt Schwitters, 1998

objetos institucionales evocan los valores de una época.

Como artista y coleccionista, su proyecto estético y de investigación se centra en el mundo ferroviario. En sus obras (archivo y acciones) los antiguos boletos de cartón tipo Edmonson, se exhiben e intervienen como objetos producidos por una sociedad industrial en extinción, perteneciente a un modelo de país desmantelado que apostó al crecimiento y la expansión económicas. Boletos que simbolizan una cultura de la permanencia y de las relaciones histórico afectivas vinculadas al contexto ferroviario. El artista rescata la memoria individual y colectiva arrasada tras la privatización de las empresas públicas y el quiebre de la industria nacional.
En su exhibición de abril 2018, los boletos casi se han desvanecido siendo reemplazados por sus versiones actuales, producto de una cultura digital que apuesta a lo efímero y despersonalizado.




Paz Brarda, Sobre la problemática de la señora T, 2018

 Paz Brarda (Argentina, 1983) / lo cotidiano extrañado

El objeto intervenido  despliega la trama del  tiempo. La taza en sí misma refiere  a  un  pasado y a una  práctica  social  burguesa,  mientras que las  imágenes  que la intervienen y  su título, abren sentidos  vinculados a una mirada  psicoanalítica. En Sobre la  problemática de la señora T,  el  pasado reaparece con la  lógica del inconsciente,  mediante fragmentos que  asoman y que se ocultan. La  exquisita taza de porcelana  además de las connotaciones  sociales que propone,  funciona  como una metáfora   que contiene y esconde imágenes, permitiendo también el desborde del lenguaje. Un lenguaje desarticulado en letras 

flotantes, puro signo de un discurso enigmático.










Cristian Turdera (Argentino 1973) / máquinas transformadas en objetos fantásticos  




Diseñador gráfico e ilustrador de literatura infantil. Dibuja objetos cuya morfología remite a antiguas maquinarias, transformadas para desempeñar nuevas funciones ligadas al imaginario infantil. En el universo de Turdera, la paleta de colores desaturados, las formas sintéticas y el recurso de la personificación de animales y objetos, crea un mundo maravilloso de invenciones y fantasía.









Cinthya Chomski (Argentina 1985) /, el objeto biográfico y la memoria 

Aquí la artista interviene objetos del pasado como soportes de nuevas imágenes cargadas de memoria. Para ello emplea materiales, herramientas y técnicas de marquetería heredadas por los mayores de su familia. La marquetería es un oficio en extinción de procedencia europea e inspiración oriental, que se ocupa del revestimiento y la decoración de muebles de estilo, mediante finas láminas de madera. En “La memoria y el árbol” la artista rescata el valor de lo artesanal resignificando estos objetos biográficos, objetos que forman parte de su entorno e intimidad y que presentan una experiencia vivida (Violette Morin).

























Damien Hirst (Inglaterra, 1965) / Objetos joya, símbolo de prestigio y poder.

Damien Hirst, Por el amor de Dios, 2007
Artista polémico, premiado y mediático. En “Por el amor de Dios”, aborda la temática de la muerte y la fugacidad de la vida a través de una calavera humana de platino incrustada de diamantes. La obra fue realizada por una joyería y vendida en 100 millones de dólares.
A diferencia del carácter ceremonial y religioso de la máscara azteca (recubierta de turquesas) de la cual Hirst se inspiró, su calavera de materiales preciosos junto con la intencional repercusión mediática que la obra generó, dan cuenta de los valores de la sociedad contemporánea y del entramado de poder entre el mercado del arte y los medios masivos de comunicación. 













Para finalizar una doble invitación: acercarse al mundo de los objetos a través de la muestra Vida Material, Colección número 7 y aceptar la indicación de Georges Perec: "Haga el inventario de sus bolsillos, de su bolso. Interróguese sobre la procedencia, el uso y el devenir de los objetos que ha sacado de ahí".

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